Tenía
la piel gitana
la
de los ojitos bellos
que
embestían como astados
de
fiero pelaje negro.
¡De
bronce, su piel de fragua!
¡La
noche en sus ojos negros!
Prendían
claveles rojos,
como
carbón en su pelo.
Desparramaban
abriles
por
sus hombros y los senos,
entre
flecos y volantes
del
vestío rociero.
¡Ay, aromas de Sevilla!
¡Ay verdes del limonero!
Camina
majestuosa
la
novia del trianero.
*Ya
la primavera asoma
si
suspiran mis anhelos
primavera
de mis sueños
crudo
infierno de mis miedos.
Cuántas
veces por las noches
desde
el cerro miré el cielo,
imaginando
pasiones
entre
sus muslos de fuego.
Perdío
por su cintura
mordiéndole
los deseos,
bebiéndome
de sus labios
sus
amores y sus besos.
Pero
me falto el coraje
donde
sobraban los celos.
Y
yo que temblé en la arena
del
redondel de su cuerpo,
dejé
la faena a otro
más
valiente y más torero,
al
que no le tembló el pulso
ante
tanto toro negro.
*Mojada
de fina lluvia
se
deshacía en tormentos
mi
soñada primavera
devorándome
el deseo
En
calesa enjaezada,
saludando
los pañuelos
vestía
de blanco nácar
va
la novia del torero.
Al
compás de un pasodoble
figuras, dan vuelta al ruedo.
El
torero, por torero,
y
los ojitos…¡Por fieros!
Los
versos marcados con * pertenecen a Antonio Flor Borrego ( cantautor)