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Mece que mece,
va enamorando al viento
la hoja del árbol.
Y allí en la fuente,
sobre niños de bronce
trinan jilgueros.
Tras la cascada,
se juran los amantes
amor eterno.
Le roba un beso,
el joven militar
a la niñera.
Un caballero,
jazmín en la solapa
capa y sombrero.
La bella dama
enseña los tobillos
y escandaliza.
Por su aro roto
llora la niña
con desconsuelo.
Bajo el templete,
banda municipal
viste de gala.
Porque es domingo,
velo de encaje negro
en misa de una.
Porque es domingo,
fuente sopera y plata,
mantel bordado.